Nuestra red de saneamiento precisa de una serie de puntos de control a tener en cuenta para un correcto funcionamiento.
El saber localizar nosotros mismos grietas, filtraciones, abombamiento, etc., puede ser de gran ayuda para detectar el posible mal funcionamiento en nuestra red, o por el contrario, verificar que ésta se mantiene en buen estado.
Detallamos a continuación las acciones a llevar a cabo para mantener la red de saneamiento en perfecto estado y saber nosotros mismos qué indicadores nos alertan ante un posible problema:
1. Inspección anual de la red comprobando los siguientes puntos:
Se revisará desde las arquetas y pozos registrables la correcta fluidez de las aguas.
Comprobación de la correcta impermeabilización de las paredes y de la base de las arquetas y los pozos de la red, verificando que no presentan grietas ni desprendimientos.
Se controlará la filtración de olores a través de las tapas de registro de las arquetas y de los pozos.
2. Limpieza con agua a presión de la red horizontal para evitar acumulación de residuos y grasas (mínimo una vez al año, realizada por profesionales de Pocería).
3. Se observará en el pavimento superior a la red enterrada la posible presencia de presiones, abombamientos o humedades que pudieran indicar fuga de agua de la red.
4. En las redes verticales (bajantes) se revisará el buen estado de sus manguitos, codos y piezas de conexión con la red de saneamiento para comprobar que no existen roturas que generen pérdidas al terreno y a la propia red.
Se revisará el buen estado de fijación tanto de bajantes vistas como ocultas en mochetas.
5. Revisión periódica de la red individual de las viviendas, por los propietarios de las mismas, comprobando que funcionan correctamente la evacuación de aparatos sanitarios y electrodomésticos que viertan a la misma.
Se controlará la filtración de olores por carencia o deficiencia de sifones en la red.
Se revisará y se procederá a la limpieza de los correspondientes botes sifónicos para la correcta recogida de sus aguas.
